En casa, cada pequeño gesto cuenta y es una semilla: un abrazo después de una discusión, una decisión tomada en grupo, una tarea compartida o una conversación sincera con escucha activa. Estas experiencias cotidianas son la mejor manera de educar para la paz y la democracia en familia. Un reto cada vez más importante en el contexto sociopolítico en el que nos encontramos, lleno de injusticias y desigualdades.
Cuando fomentamos estos valores desde casa, no solo estamos formando a personas capaces de convivir con los demás, sino que también estamos creando ciudadanos y ciudadanas críticas y comprometidas. Niños, niñas y jóvenes que entenderán la importancia de participar, escuchar, empatizar, proponer y actuar para mejorar su entorno y, a la larga, el mundo.
En este contexto se enmarca la propuesta educativa “Amb veu i en peu” de Fundesplai y FundiPau para los cursos 2025-2026 y 2026-2027. Una propuesta que fomenta la participación activa y la educación positiva de niños, niñas, jóvenes y familias en valores como la paz, la democracia y la responsabilidad social compartida.
Cómo educar para la paz y la democracia en familia
Si queremos que el mundo cambie, debemos empezar por nuestra casa. Y es que lo que los niños y niñas ven y viven en casa es lo que después trasladarán al mundo. Convirtiendo así a la familia en uno de los agentes de cambio más potentes y transformadores.
Si en el hogar aprenden a dialogar, a respetar opiniones distintas, a compartir responsabilidades y a gestionar emociones, les estamos mostrando que la paz y la democracia no son conceptos abstractos, sino formas de vivir.
A continuación, te acercamos pequeños gestos y prácticas que pretenden ser herramientas para tu día a día, lejos de autoritarismos. ¡Toma nota!


Dinámicas para favorecer la paz desde casa
1. Resolver los problemas hablando. Cuando tenemos una discusión es mejor hablar y escuchar antes que gritar o enojarnos.
2. Respetar. Cada persona tiene sus opiniones, emociones y necesidades. Aprender a respetarlas nos ayuda a convivir mejor.
3. Compartir las tareas de casa. Si todos y todas ayudamos (a poner la mesa, a recoger, a cuidar a las mascotas…), aprendemos a trabajar en equipo y a ser responsables.
4. Aprender a gestionar las emociones. Cuando sentimos enfado, podemos respirar profundamente y expresarnos sin faltar al respeto. Esto nos ayuda a tener una convivencia más tranquila. ¡Reconocer y validar las emociones, incluidas las negativas, fomenta el autoconocimiento! Ayúdate de estos recursos para trabajarlo con los niños y niñas en casa:
- La receta de la felicidad
- Detective de las emociones
- Mandalas cooperativos
- El sombrero de los sueños
- La serie «Minty, la fada»
5. Pasar tiempo de calidad en familia. Jugar, cocinar o hablar con la familia nos enseña la importancia de cuidarnos entre nosotros y nosotras y que nos sintamos mejor.
6. Disfrutar de momentos de gratitud y cuidados. Dedicar unos minutos cada día a compartir lo que agradecemos o hacer un gesto de amabilidad refuerza los vínculos afectivos y el ambiente de convivencia positiva.
7. Participar en propuestas solidarias. Colaborar en acciones comunitarias (recogida de residuos, apadrinar a niños y niñas, ayudar al vecindario, involucrarse en una iniciativa local…) contribuye al bien común del planeta.
8. Realizar actividades lúdicas relacionadas. ¡Hay multitud de juegos y recursos para que los niños y niñas se lo pasen bien mientras los educamos para un mundo mejor! A continuación, te damos algunas ideas:
- Canciones por la paz
- Cuentos y cómics por la paz
- Juegos cooperativos en movimiento
- Juegos de mesa cooperativos
- Recopilación de películas de paz
- Aprender a decir “paz” en diferentes idiomas
9. Cuidar el medio ambiente. Iniciar pequeños proyectos domésticos ecológicos (compostaje, huerto urbano, recogida selectiva, ahorro de agua…) para aumentar la conciencia y el respeto hacia el planeta. ¡Un gesto que ayuda a la paz global del mundo!
Dinámicas para favorecer la democracia desde casa
1. Tomar decisiones en grupo. Cuando hay que decidir algo (como dónde acudir el fin de semana o qué cenar), podemos votar o hablarlo conjuntamente para llegar a un acuerdo.
2. Aprender a escuchar. Cuando alguien habla, es importante dejarle terminar y respetar lo que dice, aunque no pensemos igual.
3. Hablar sobre temas importantes. En familia, podemos hablar de temas como la igualdad, los derechos humanos o lo que es justo y qué no. O aprovechar los conflictos que se ven en las noticias para crear espacios seguros de reflexión.
4. Tener responsabilidades. Si tenemos pequeñas responsabilidades en casa, aprendemos a ser personas autónomas y a entender que todos y todas formamos parte del grupo y somos importantes.
5. Seguir el ejemplo de los y las adultas. Si resolvemos los problemas hablando, escuchando y respetando las opiniones de los demás, tus hijos e hijas aprenderán a hacer lo mismo. De hecho, los padres y madres somos sus personas referente más importantes. ¡Sé el ejemplo y te copiarán!
6. Crear normas consensuadas. Decidir conjuntamente cómo funcionan las rutinas y las normas en casa ayuda a sentirse parte activa del grupo. ¡Así se da importancia a los acuerdos compartidos!
7. Fomentar un lenguaje inclusivo y no violento. Hablar sin insultos ni comentarios discriminadores y utilizar un lenguaje que incluya a todo el mundo independientemente de su identidad, capacidades, origen, religión… ¡Esto enseña respeto y cuidado hacia los demás!
8. Realizar asambleas familiares. Encontrar momentos regulares en la rutina familiar para hablar de qué funciona, qué mejorar en casa, y expresar quejas y propuestas, dando voz a todos los miembros.
9. Crear espacios de debate digital. Hablar con los hijos e hijas sobre cómo tratar a los demás con respeto en las redes sociales, evitando comentarios ofensivos o inadecuados.




Consejos para aplicar las ideas
Hablar de paz y democracia en casa es fácil, pero es necesario llevarlo a la práctica para transformar el mundo. Esto requiere constancia e implicación.
Estas son algunas de nuestras recomendaciones para que estos valores formen parte de tu día a día:
- Empieza poco a poco: no quieras aplicar todos los cambios de golpe, hazlo de forma progresiva. Elige una o dos dinámicas que te gusten y poco a poco vas añadiendo nuevas.
- Sé flexible: alguna semana quizás no puedes aportar tanta calma en casa como te gustaría por tu situación personal. No pasa nada, se reanuda cuando estés mejor.
- Facilita espacios de reflexión compartida: pide a cada niño o niña qué le ha gustado hacer y qué le cuesta, y ajusta las prácticas según las necesidades reales.
- Intégralo al ritmo de la vida familiar: no lo pienses como “una actividad más”, sino como una mirada que atraviesa las interacciones cotidianas. Intégralo todo como parte del estilo de vida y de crianza.
- Utiliza la creatividad: inventa juegos, cuentos o pequeñas dinámicas que ayuden a trabajar la paz y la democracia desde el hogar de una forma divertida y adaptada a tu familia.
- Apuesta por aprender en conjunto: pide al niño, niña o joven qué piensa, qué le gustaría hacer, qué propuestas tiene… Este feedback es valioso.
Si a veces no somos capaces de mantener la paz en nuestra casa donde somos pocas personas y nos conocemos, ¿cómo podemos desear implementarla en el mundo? Un lugar mucho más grande lleno de culturas, gente e intereses distintos. Las personas adultas tenemos el deber de sembrar el presente y el futuro de niños, niñas y jóvenes.
Por eso, desde Fundesplai te invitamos a dar un primer paso hoy mismo para educar en la paz y la democracia en familia. Puede ser una mirada, una palabra, un gesto… ¡Por una crianza respetuosa y libre! ¡Ayúdanos a que el mensaje de “Amb veu i en peu” se propague!
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