Hoy te hablaremos de un tema que seguro te encanta: ¡las vacaciones en familia! Y es que nada mejor que embarcarse en una aventura junto a tus hijos e hijas, creando vínculos fuertes mientras exploras nuevos lugares y te sumerges en experiencias emocionantes e inolvidables. ¡Las vacaciones en familia te ayudarán a disfrutar de actividades conjuntas, romper con la rutina, salir de casa y con muchas cosas más!
¿Conoces los beneficios del contacto con la naturaleza? Si tienes ganas de viajar en familia, no dudes en elegir un destino lleno de naturaleza, ya que te permitirán relajarte, dejar de lado las preocupaciones del día a día, concentrarte en la familia y en la naturaleza y ¡crear recuerdos compartidos!
¿Quieres descubrir con nosotros los beneficios de hacer vacaciones en familia?
Hablamos con Isabel Matas, pedagoga asesora de Fundesplai.
E: Dicen que el verano es un tiempo ideal para fortalecer los vínculos familiares. Pero,…¿se fortalecen igual si nos quedamos en casa en el entorno de rutina habitual que si nos vamos de vacaciones en familia? ¿Es importante salir de casa?
I.M: Se fortalecen diferente, el cambio de entorno facilita que las cosas de cada día tengan que hacerse de forma diferente, los roles habituales seguramente se modifiquen durante las vacaciones, y esto puede ser muy divertido y estimulante. Además, cambiar de entorno nos ayuda a desconectar, a ilusionarnos ya estar más relajados, especialmente si pasamos las vacaciones en un entorno natural, lo que puede favorecer mucho la comunicación familiar y nos ayuda a cargar las pilas.
E: Las vacaciones en familia pueden ser de muchos tipos, y hay muchas que se enfocan como un mero entretenimiento donde se pueden tener “los hijos colocados” y los padres “descansando”,…
I.M: Sí, pero no debería tratarse de delegar, sino de compartir desde la tranquilidad, de poder invertir las energías en convivir, aunque no siempre estemos haciendo todos lo mismo. Nosotros creemos más en un modelo de vacaciones familiares participativo, donde las familias pueden participar en las excursiones y actividades familiares y así disfrutar juntos, jugar juntos, reír, pasarlo bien, compartir vivencias, aprender juntos. Es cuando se crea esa complicidad del juego, la participación y la colaboración, que los vínculos se fortalecen.
Creemos que trabajar por el bienestar y la felicidad familiar repercute directamente en la felicidad de los niños. Además, cuando se comparten las actividades se genera sentido de grupo: lo hago con mi familia, son los míos. Es una vivencia que pequeños y mayores ponemos en la mochila de nuestras habilidades y que nos dará fortaleza y confianza en momentos menos amables de la convivencia.
E: Pero hay muchas familias que no se pueden pagar unas vacaciones…
I.M: Ciertamente, hay familias que lo están pasando muy mal debido a la crisis económica, familias con pocos ingresos, en paro, monoparentales o familias numerosas que lo tienen muy difícil para pagarse unas vacaciones, pero tienen mucha necesidad . Por eso es importante que entidades como nosotros, Fundesplai, reivindiquemos y ponemos a disposición de la sociedad un modelo de vacaciones asequibles que apuesta por la equidad.
E: Actualmente, hay muchos niños que sufren lo que se llama trastorno por déficit de naturaleza. ¿En qué sentido pueden contribuir a corregir este déficit unas vacaciones en familia en la naturaleza?
I.M: Los que vivimos en entornos urbanos muchas veces no encontramos la forma de salir de su engranaje. En la ciudad existen muchas demandas de atención que nos exigen estar en permanente estado de alerta y pueden provocar estrés, cansancio y fatiga. Y ese esfuerzo prolongado del cerebro frente a los estímulos del entorno urbano es el que Richard Louv definió como Trastorno por déficit de naturaleza, que puede provocar desórdenes de atención, hiperactividad, disminución de la capacidad creativa, obesidad e incremento de enfermedades respiratorias .
El contacto con la naturaleza estimula la autonomía, la creatividad, el interés por aprender y la salud mental y física de los niños y niñas, y de toda la familia. Contemplamos juntos una noche de luna llena, una lluvia de estrellas o el rocío de la mañana, observamos las hormigas que llevan comida hacia el hormiguero, sentimos el olor de la tierra mojada y el canto de las cigarras. Impregnarnos de naturaleza durante las vacaciones aumenta la vitalidad y ayuda a combatir el trastorno por déficit de naturaleza.
E: Y aparte de combatir este trastorno, a nivel social, ¿cómo es de trascendente que se trabaje la educación en valores en un contexto familiar? ¿Podríamos decir que se trata de hacer pedagogía familiar?
I.M: La familia es la cocina por excelencia donde mostrar y practicar los valores, si las familias renunciamos a realizar este caldo, como sociedad lo tenemos más difícil para reclamar que prevalezcan los derechos humanos por encima de los derechos económicos y de poder. Por ejemplo, en el caso de las actividades de educación ambiental, creo que pueden tener una repercusión en la forma de actuar de las familias ante los problemas ambientales. Actuar desde nuestras posibilidades genera un cambio.
Descubrir la naturaleza en familia y aprender a respetarla aporta coherencia entre nuestro día a día y las experiencias educativas de nuestros hijos/as fuera de casa. En familia, descubrir y evaluar qué huella dejamos en nuestro entorno nos hace más sensibles, más respetuosos y capaces de generar modelos coherentes con la sostenibilidad.
Por tanto, practicar el ocio educativo en familia es un pilar fundamental de la educación de los niños y de la sociedad en general.
E: Dicen que estamos en la época de la hiperpaternidad, la sobreprotección, pero también de mucha desconexión con nuestros hijos e hijas, de carencia de vínculos familiares potentes, un día a día que nos obliga a vivir cada uno por su cuenta (niños en la escuela y adultos en el trabajo), con muy pocos espacios y momentos para compartir en familia.
I.M: Parece que todos vivimos bajo el imperio del estrés y que encontramos mil justificaciones para dejarnos llevar por esta correa de transmisión. A veces nos olvidamos que podemos detenerla, y las vacaciones en familia son una buena oportunidad para hacer un clic y experimentar la confianza en los hijos, compartir responsabilidades, descubrir nuevos pactos, encontrarnos, redescubrirnos, compartir.
E: ¿Vacaciones en familia o colonias en familia? Si las llamamos colonias puede dar un poco de miedo a que no nos quede «tiempo libre» para descansar,…
I.M: Para nosotros, llamar colonias en familia incorpora un ingrediente de lo que no hemos hablado hasta ahora: hay otras familias, otras realidades que podemos conocer y con las que podemos compartir. Esta experiencia puede ayudarnos a crear vínculos y conexiones sociales importantes. Por otro lado, el concepto de descanso es muy personal. Para mí, como madre, descansar es también estar en acción.
E: Y cuando volvemos a casa, como cuando volvemos de colonias, lo hacemos reforzados a todos los niveles…
I.M: ¡Por supuesto! Incluso nos hará reír la primera discusión que tengamos por las cosas de siempre. Si nos podemos reír, significa que ya hemos cambiado.