Cuando llueve o nieva son momentos muy interesantes para aprender a reconocer los rastros de los animales que existen en la naturaleza de nuestro entorno. Los animales salvajes son generalmente muy tímidos y muy sensibles a la presencia humana. Es muy difícil verlos cuando vamos de excursión, porque detectan nuestro olor y los ruidos humanos, voces y risas desde muy lejos. Además, muchos mamíferos son nocturnos y, por tanto, durante el día están bien escondidos en su madriguera, y los pájaros, aunque sean diurnos, a menudo están en las copas de los árboles y se marchan volando cuando detectan la mínima presencia humana.
Por eso, tanto los equipos de científicos que estudian la fauna, como los agentes rurales, los y las fotógrafas de naturaleza y cualquier naturalista que quiera conocer la fauna, deben conocer muy bien los rastros para detectar y seguir la presencia de las especies que viven en un sitio. Si te gusta explorar la naturaleza y resolver misterios, sigue leyendo,… ¡y aprenderás un montón de secretos sobre la fauna para tu próxima excursión!
¿Conoces nuestro juego para aprender a reconocer los rastros de los animales en la naturaleza? Ponte a prueba y descubre si sabes mucho…. y después, sigue leyendo y vuelve a intentarlo para ver si todo lo que te contamos en esta entrada te ha hecho aprender algo. Verás que puedes realizar varias partidas, para intentar adivinar animales diferentes cada vez.
¿Qué tipos de rastros dejan los animales?
El rastreo comienza buscando indicios que pueden ser, a menudo, efímeros. Los rastros se degradan rápidamente, se descomponen o pueden ser borrados o eliminados por otras especies de animales. También las condiciones meteorológicas lo provocan: el sol, la lluvia o el viento pueden hacer desaparecer los rastros de los animales que estamos buscando o, incluso, la frecuencia de paseantes o ciclistas por la zona donde se encuentran los mismos.
¡Hay muchos tipos de rastros diferentes por los que nos podemos guiar a la hora de buscar una especie animal! Los más comunes son las huellas y las heces, pero también hay otras como las egagrópilas, los restos de comida que dejan los animales, los arañazos que pueden dejar en árboles o piedras, las madrigueras, los nidos, las plumas que podemos encontrar en tierra, esqueletos, cuernos, mudas, etc. Sin embargo, si te estás iniciando en esta práctica, te recomendamos que empieces rastreando las huellas y las heces de las especies de animales que quieras buscar.
Cuando vayas a la búsqueda de rastros de animales, debes tener en cuenta la seguridad de los animales: infórmate sobre la etología y la biología de las especies presentes en la zona, no alteres la vegetación (arrancando plantas) y no dejes residuos por el camino donde estés efectuando el rastreo.
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Huellas
Es muy probable que, sin buscarlo expresamente, hayas encontrado huellas de animales en tus excursiones a la naturaleza. Las huellas las podemos descubrir en senderos blandos y húmedos, en la nieve, en humedales o en el barro de la orilla de ríos, lagos y charcos, donde los animales van a beber agua. Además, las huellas dicen muchísimas cosas sobre los animales que habitan en la zona.
El estudio de las huellas aporta mucha información a naturalistas y científicos/as, porque a partir de las huellas pueden deducir los hábitos de un individuo, si está herido, cuando pesa, si se mueve en solitario o en grupo, ¿a qué velocidad va, en qué dirección, si salta o reta, si le siguen otros animales, etc. Es una ciencia muy interesante que incluso ha llevado a hacer grandes descubrimientos de la evolución de las especies (por ejemplo en el estudio de las huellas de los grandes dinosaurios o… ¿Recuerdas las huellas de los Australopithecus de Laetoli?)
Hay varios tipos de huella que podrás diferenciar cuando salgas de excursión en modo «detective»: por un lado, en el grupo de los mamíferos, tenemos los plantígrados, que son mamíferos que apoyan toda la planta del pie para desplazarse (huesos , tejones, etc.); están los semi plantígrados, que no apoyan toda la planta del pie (garduña); los digitígrados, que son los animales que solo apoyan los dedos del pie (felinos, zorros, perros, etc.); y por último los ungulígrados, que solo apoyan las uñas (como los jabalíes, los corzos, ciervos, cabras,…).
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Excrementos
Las heces son rastros que demuestran la presencia de una especie en un ecosistema concreto. De hecho, estos nos indican el comportamiento, las costumbres y el régimen alimenticio del animal y, por tanto, son parámetros superinteresantes que pueden ayudarte muchísimo en su identificación. En el caso de los mamíferos pequeños, es mucho más fácil buscar sus heces que las pisadas, que son muy pequeñas y difíciles de ver.
En el caso de los mamíferos, diferenciamos varios tipos de heces: los carnívoros (como los zorros) suelen presentar heces en forma alargada con un extremo redondeado y el otro acabado en pincho como un pincel (por la presencia de pelos); los herbívoros producen heces que no huelen mal y con presencia de fibras vegetales, generalmente en forma redondeada (como las de conejo, cabra, etc.), los omnívoros (comen un poco de todo) suelen tener restos de frutos del bosque como semillas o huesos, así como restos de insectos. En caso de encontrar heces de mamíferos es muy importante que no los toquemos y no los cambiemos de sitio, ya que los sirven a menudo para marcar el territorio, orientarse y relacionarse con otros animales de la misma u otras especies.
Las heces de los pájaros y de los reptiles suelen presentar una parte blanca más líquida, pegada o semienpegada al resto del excremento. Esto se debe a que estos dos grupos de animales tienen solo un orificio excretor, llamado «cloaca», por lo que salen mezcladas las heces con la orina, que es esta sustancia blanquecina.
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Plumas
En la naturaleza es posible encontrar plumas fácilmente que nos indican la presencia de esa especie de ave en la zona. Para determinar exactamente de qué especie se trata, se necesitan buenos conocimientos de ornitología, especialmente en el caso de plumas muy pequeñas. Puede ser muy útil equiparse con una buena guía de ornitología de la zona en la que estemos para intentar reconocer la especie de que se trata, en función del tamaño de la pluma y los colores. También, en ocasiones, podemos encontrar muchas plumas pequeñas concentradas en un mismo lugar, lo que puede indicar que algún depredador se ha comido un pájaro.
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Egagrópilas y piñas
Otro tipo de rastro de animales que podemos encontrar en la naturaleza son los restos de la alimentación de alguna especie.
Las egagrópilas son una especie de pelotas de restos animales difíciles de digerir que son regurgitadas por la boca por muchas aves. Dependiendo de la dieta de la especie, las egagrópilas pueden estar formadas por pelo, plumas, quitina de insectos, huesos, trozos de cáscaras de moluscos y materiales vegetales difíciles de digerir. Las egagrópilas de las rapaces nocturnas (búhos y lechuzas) son las más conocidas, ya menudo se estudian para conocer la fauna de micromamíferos que hay en una zona, ya que se encuentran cráneos enteros y huesos de musarañas, ratones, etc. Pero hay aves diurnas que también pueden producir, como los cuervos, las gaviotas, las cigüeñas y las rapaces diurnas.
Y si hacemos una excursión por el bosque seguramente encontraremos restos de piñas comidas por ardillas o ratones. ¿Sabes diferenciarlas? Las ardillas tienen suficiente fuerza para «arrancar» las escamas o brácteas de la piña, y, por lo tanto, las estiran y las piñas quedan «desfiladas». Los ratones, en cambio, deben roer bien las brácteas, sin estirarlas, y en consecuencia, no dejan «hilos», sino que se ve un corte mucho más limpio.
Ahora que ya sabes qué tipo de rastros puede dejar una especie animal y cómo diferenciarlos, te proponemos que pruebes el juego que tenemos en nuestro sitio web de Casas de Colonias en el que debes emparejar a los animales con sus huellas y sus heces. ¡Puedes utilizar este juego para practicar algo antes de salir de excursión en la búsqueda de los rastros de tus animales favoritos!
Aprovecha todo este aprendizaje para salir al bosque oa la montaña y rastrear a los animales que habitan en tu entorno. Además de hacer una actividad supersaludable, ¡puedes pasarlo en grande! De hecho esta época de invierno es perfecta para poder encontrar huellas: ¡si te acercas a algún lugar donde haya nieve, verás que es muy fácil ver las huellas de los animales que habitan! 😉